Tercer Domingo de Adviento 2021

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¿Qué debemos hacer?

Lc 3, 10-18

« ¿Qué debemos hacer?» preguntan a Juan Bautista.

« ¿Qué debemos hacer?» es la pregunta que cada uno, finalmente, lleva dentro cuando comienza a presentir la necesidad de un sentido de vida.

En aquel punto se comienza a declinar la voz del verbo amar: den, no exijan, no retengan, no maltraten, no extorsionen. En cualquier estado de vida que te encuentres, cualquiera sea el trabajo que hagas, en cualquier situación y momento de la vida en que te encuentres, ama: transforma el pequeño pedazo de tierra que te ha sido confiado, en un ambiente de justicia.

Lo único por hacer, para vivir como hombres y mujeres realizados en humanidad, es llegar a ser más humanos. Debemos tejer nuestro pequeño mundo de relaciones de paz, de luz, de acogida, de justicia. Será este el único modo de vencer el mal hecho y sufrido. Así daremos testimonio de Dios en el mundo, es decir,  seremos Dios en medio de los hombres, lo encarnaremos, en todas partes, le daremos un rostro, permitiendo que se realice nuevamente el Nacimiento de Cristo, que no será en aquel punto, mera memoria de un pasado, sino alegría y fiesta de un mundo renovado. Pero a Juan le falta todavía un pedazo. Promete que vendrá uno que bautizará en Espíritu Santo. Y limpiará su era para recoger el trigo en su granero; pero quemará la paja con un fuego que no se apaga. Habla el profeta que reclama justicia, pero no ha llegado todavía a hacer experiencia del fuego del amor. Y la justicia sin caridad puede revelarse como el peor de los males.

Jesús no habría realizado ninguna limpieza; no habría separado el trigo y la paja, buenos y malos, santos y pecadores. Porque su Dios no quema a nadie, y no premia a ninguno. El fuego del amor no destruye sino el mal cometido, conservando en un abrazo por la eternidad a quien lo ha cumplido.

Tomado de las Homilías del sacerdote Paolo Scquizzato

 


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