70° aniversario de la aprobación pontifica de la Constituciones

Carta de Hna. Anna Caiazza, Superiora general

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Toronto, 12 de marzo de 2023

Queridas hermanas:

El 15 de marzo celebramos el 70 aniversario de la aprobación pontifica de la Constituciones y, por tanto, de nuestro Instituto.

Con Maestra Tecla, alabamos y damos gracias al Señor « porque con la certeza que nos da el reconocimiento oficial de la Iglesia, podemos decir: “Estamos en la voluntad de Dios; ¡el camino que recorremos es el que nos lleva a la cima de la santidad!”».

En este día hagamos especial memoria de la alianza del Dios que camina con nosotras y que renueva en nosotras el don del Espíritu que concedió al padre Santiago Alberione, para que lo hagamos vivo y operante en la Iglesia y en el mundo (cf. Const. 4).

La alianza de amor en la que estamos insertas no solo revela que la iniciativa es de Dios, sino que en Él se funda y procede nuestra fidelidad. Somos muy débiles, ignorantes, incapaces, insuficientes en todo, pero el Señor continuamente nos busca y nos elige. A pesar de nuestra inconstancia y debilidad, él permanece fiel, une su fuerza a nuestra fragilidad y da esperanza a nuestra fidelidad. Esto es lo que la espiritualidad del Pacto o Secreto de éxito nos hace vivir cada día.

El itinerario de fidelidad a la alianza exige compromiso (buscar en todo y con todo el corazón, en la vida y en el apostolado, solo y siempre la gloria de Dios y la paz de los hombres); se configura como un camino cuesta arriba y no está exento de ralentizaciones y caídas… Lo importante es no perder de vista la meta, que es alta: corresponder a la altísima voluntad de Dios, llegar al grado de perfección y gloria celestial a que estamos destinados, y ejercer santamente el apostolado de los medios de comunicación social.

La fidelidad a la alianza, vivida en el espíritu del Pacto, nos hace ser abiertas a lo nuevo y nos permite interpretar los signos de los tiempos como huellas de la presencia de Dios en la historia, para responder hoy a sus llamados, para ir, encadenadas por el Espíritu (cf. Hch 20,22) y apremiadas por el amor de Cristo (2Co 5,14), hacia nuevas metas, allá donde una vez más «el Señor hace nuevas todas las cosas» (Ap 21,5).

Revivamos, hermanas, en lo profundo del corazón la alegría de ser Hijas de San Pablo y dediquemos, en este día, un momento comunitario de alabanza al Señor por lo que ha realizado y sigue realizando con nosotras, por la alianza que ha hecho con nuestra congregación, por la llamada a la santidad cotidiana, que es una llamada a la caridad, al amor vivido, y es “buena noticia” para todos.

Con gran afecto, en comunión de alegría y esperanza.

Hna. Anna Caiazza
superiora general