En memoria de Maestra Tecla 2022

Carta de Hna. Anna Caiazza, Superiora general

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Roma, 5 de febrero de 2022

Queridas hermanas y jóvenes en formación:

Como todas aquellas que no han tenido el privilegio de conocer personalmente a Maestra Tecla, gozo al escuchar a las hermanas que han compartido una parte del camino con ella. Me asombra en forma particular el llama do a su fe, expresada en todos los matices del amor, porque la fe, la auténtica, «nace del amor y sigue la dinámica del amor de Dios» (Lumen fidei, 50).

La fe simple y fuerte de la Primera Maestra está fundada en la confianza en el Señor, que nunca falta a su promesa: «No teman yo estoy con ustedes», que «no te da lo que pides, sino que te da lo que crees». Esta fe, alimentada diariamente por la Palabra y la Eucaristía, iluminó su servicio de amor a la congregación, que guió con sabiduría y materna solicitud, fiel discípula del Fundador e intérprete para nosotras de su carisma profético, traducido en aquellas notas de sabiduría cotidiana que han dado profundidad a nuestras raíces e impulso al desarrollo misionero.

Maestra Tecla nos ha amado y acompañado con corazón de madre, nos ha inspirado en el camino y estimulado a recorrerlo, aun en los cansancios y en las pruebas, ha curado nuestras heridas, ha consolado a las enfermas, nos ha dado testimonio del amor por los pobres y el deber de dar hospitalidad, nos ha invitado constantemente a rezar por las necesidades espirituales y materiales de la humanidad, a no perdernos en pequeñeces sino a salir de nosotras mismas, y ensanchar la mente y el corazón:

A veces consideramos las cosas pequeñas y olvidamos las más grandes. Nos perdemos en nimiedades, nos encerramos en nosotras mismas olvidando que el mundo es tan grande y que hay tantas personas que nos tienden las manos, que esperan de nuestra luz, vida, salvación. Recordemos que como cristianos debemos dar en proporción a cuanto hemos recibido (VPC 124).

«Hemos recibido y debemos dar»: esta expresión es un motivo recurrente en las conversaciones y en los escritos de la Primera Maestra. « Cuántas veces hablaba de llevar un poco de bien a las almas, de llevar un poco de luz al mundo», ha dado testimonio de ella don Alberione.

¿A qué nos exhortaría hoy nuestra querida madre? He dirigido esta pregunta a diversas hermanas “más mayores” y sus respuestas las considero iluminadoras.
Maestra Tecla nos querría, antes que nada, libres de corazón y contentas, generosas y altruístas, participando intensamente de los sufrimientos del mundo, en escucha del Espíritu para responder a sus llamados y encontrar nuevos caminos para el anuncio del Evangelio. Nos exhortaría a no olvidar que las raíces del árbol están siempre vivas, que la garantía del buen camino es permanecer unidas con fe firme y corazón abierto a las necesidades del mundo. Nos recordaría que, para hacer el bien a los demás, debemos vivir plenamente la llamada a la santidad, que es una llamada al amor vivido, que nos hace salir «del individualismo, del pesimismo, del encierro en pequeños mundos» (Gaudete et exsultate, 134) e impide hundirse en la «mediocridad tranquila y anestesiante» (GE 138). Nos recomendaría fortalecer la unidad y el sentido de Familia como signo de los tiempos y testimonio para hoy.

Hermanas, pidamos, para todas nosotras y para los miembros de la “admirable Familia Paulina”, que la Primera Maestra Tecla tanto ha amado, su maternal intercesión.

Con gran afecto.

Hna. Anna Caiazza
superiora general


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