Por amor de un Amigo

Hna. Carmen Maria Dallaserra

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Hna. Carmen Maria Dallaserra Chile

Decir quién soy y por qué soy una Hija de San Pablo se puede resumir en estas palabras: soy la que soy, porque el Señor me amó y me ama con gran misericordia, a pesar de mis límites.

Me presento: me llamo Carmen María Dallaserra, nací en Rabbi, provincia de Trento (Italia), de una familia pobre de cosas, pero rica de fe. Fe transmitida por mis padres a mí y a mis hermanos, con aquellos valores y principios que nos permitieron llegar a ser buenos cristianos, personas honestas y amantes del trabajo.

En 1951, por motivos de trabajo, toda mi familia se trasladó a Chile. Allí continué los estudios en una escuela de religiosas. Los primeros diecisiete años de mi vida transcurrieron serenamente. Mientras mi madre pedía al Señor que uno de mis hermanos fuera sacerdote, mi padre, en cambio, pedía al Señor que me llamara a mí a la vida paulina. De mi parte sólo deseaba que el Señor me hiciera conocer su voluntad.

Tenía una prima entre las Hijas de San Pablo, de allí que cuando todo se aclaró, me decidí a entrar también yo en el mismo Instituto. Soy una de las primeras vocaciones de Chile.

No me costaba mucho la lejanía de mis padres y hermanos, ni tampoco la gran pobreza que se vivía en la congregación. De lo poco que teníamos, compartíamos todo. Las hermanas me comunicaron el amor y la alegría de vivir juntas. Me hicieron entender que la vocación es ante todo llamado del Señor a ser, para después llevar la Palabra de Dios a todos.

Éramos pocas y pobres, pero muy comprometidas a vivir bien la vida religiosa paulina, a querernos mucho y a comprender en profundidad el valor de nuestra misión.

En Chile viví los años de la formación: aspirantado, postulantado, noviciado y juniorado. En 1962, ya profesa, fui mandada a una librería; allí tuve la alegría de anunciar el Evangelio desde este moderno “púlpito”, desde los primeros años de mi consagración. Fueron años ricos, durante los cuales pude crecer en la fe y en el amor a Dios, a mis hermanas y a la Congregación. ¡Cuántos años…! ¡Cuántas experiencias…!

Después, un día, el Señor golpeó de nuevo en mi corazón invitándome a salir de Chile para inserirme en la delegación de Venezuela-Puertorico-Rep.Dominicana. Una invitación que llenó de novedad el aniversario de mis 50 años de profesión religiosa.

Hoy, con las palabras de mi canto preferido, digo «¡Señor, cuanto amor tuviste para conmigo cuando me llamabas, diciéndome que eras mi amigo…».

Carmen Maria Dallaserra, fsp