Mi vida: una sucesión de entramados maravillosos

Biancarosa Magliano, fsp

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Cuando voy a Alba, la diócesis de mi infancia, entro en la catedral y me detengo delante de Jesús eucaristía, releo la invitación impresa en la pequeña puerta del tabernáculo: ¡Venite ad me omnes. Vengan a mi todos! Imperativo. Siempre me ha fascinado. He sido formada así: para la paulina no existen confines de “ciencia” de escribir o de publicar en el “globo de la comunicación”, ni de “destinatarios”, a los cuales hacer llegar el mensaje. San Pablo, escribía a los corintios: «Me he hecho todo a todos, para llegar a ser partícipe con ellos» (cf. 1Co 9,19).

He pasado los años de formación en el entramado de las horas entre estudio, trabajo y oración, y si es necesario, en el entramado entre las horas diurnas y nocturnas. Aquellos textos, cuyo contenido marcaba en el teclado de la linotipia – impresos en papel – habrían sobrepasado aquellas puertas…

Terminados los años de estudios, el primer envío: España, país de fuerte sentir misionero y del cual nosotras paulinas pensábamos, también con las jóvenes en formación, en los países de lengua española, a las que enviábamos nuestras publicaciones… Luego, lo más hermoso, porque conocía la lengua, fui enviada a la Argentina. Más alla de la formación fui inserta en el oficio de redacción de la revista mensual, más leída de aquel país, la revista católica Familia cristiana. Más de 100.000 copias. Después fui su directora. Me gustaba corregir las pruebas, en papel, en la oficina y descender a la tipografía para corregirlos, en el plomo en la linotipia.

Las jóvenes en formación de aquellos tiempos, se suceden en el gobierno en diversos roles. Después de Argentina, una breve estada en Perú. Organizaba la administración, un poco vacilante, me dedicaba a las publicaciones de nuestros productos en otros países y proyectábamos librerías – para mí un lugar teológico de anuncio – para confiar a laicos; otro tiempo lo dedicaba a la formación y a la “predicación oral” a través de encuentros…

Desde el 1975 vivo en tierra italiana, enseguida inmersa en el centro Ut unum sint. Después del Capítulo general de 1978 – en el que participé por elección – fui parte de la Comisión internacional para el redescubrimiento del carisma, propuesta por el mismo Capítulo. A mí me tocó ir a Bogotá para la animación a nivel latinoamericano y luego a España, Europa y Norte América.

Desde entonces hasta el 1998, he colaborado en la animación de los ejercicios espirituales en Italia. Superiora en Verona (1980-1987), había un entramado de las actividades confiadas a hermanas muy capaces: San Paolo Film, dos librerías, animación vocacional (entraron 5 jóvenes, ahora empeñadas profesas perpetuas), participación en la Oficina Diocesana de comunicación – cultura, colaboración con los laicos… También tuvimos el don de acompañar, como comunidad, a una hermana en fase terminal de su vida aquí en la tierra.

Los 24 años (1991-2015) desempeñados en el USMI nacional, fueron también una respuesta a lo que soy y vivo. Con la revista Consacrazione e Servizio y los relativos suplementos, la Oficina de prensa; luego el boletín Usminforma, el sitio web www.usminazionale.it, el envío de las noticias, que inicié y seguí con la ayuda de personal usmico y externo, la presencia en biblioteca donde accedían estudiantes de orígen extranjero, en la que prestaba asesoría para la elección de los textos y la redacción de las tesis. Regresados a sus tierras, los pienso allá, empeñados como opinion leader.

Otro entramado: desde casa, colaboración con los sitios: www.tuttoperilvangelo.it, www.paoline.it y para Paulinas Editorial libros traducía los libros del español.

Entramado singular ha sido aquel con mi hermana Myriam, también ella Hija de San Pablo. Entramado son también las pequeñas colaboraciones que presto ahora.

Todo ha sido y es un entramado no siempre fácil entre el “Señor de la vida” y yo. San Pablo escribía a los efesios: «En efecto, somos obra suya (de Dios), creados en Cristo Jesús, para las buenas obras que Dios ha preparado de antemano, como norma de conducta» (Ef 2,10).

Biancarosa Magliano, fsp


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