El Fundador, en clima preparatorio al Concilio, propone de nuevo a la Congregación que ha llegado a su madurez, los temas fundamentales del carisma paulino y llama de nuevo a una fidelidad cada vez más consciente al “espíritu paulino”: Vivir y anunciar a Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida, honrado y vivido en la consagración de todo el ser, mente, voluntad y corazón, para la gloria de Dios y la salvación de las almas, con la ayuda materna de Maria, Reina de los Apóstoles y a ejemplo de San Pablo.
También en la predicación de 1959, Don Alberione subraya la vocación docente de la Hijas de San Pablo: “¡Enseñar! Nosotros debemos dar la misma ciencia que predica la Iglesia, debemos enseñar las mismas verdades…. A través del uso de los medios modernos, el papel, la película y la radio, la televisión, los discos, las fotografías, las pinturas y las imágenes, según el espíritu de la Congregación de las Hijas de San Pablo” (med. 21).
Es un ministerio que presupone continuo progreso, para “caminar por los caminos del mundo, esparciendo a derecha e izquierda la luz de Dios, cumpliendo aquel ministerio que se asemeja al ministerio de Pablo: sembrar, sembrar, «Semen est Verbum Dei: La simiente es la Palabra de Dios»” (med. 12).

