Domingo de Pascua 2020

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Resurrección del Señor

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vió que habían retirado la piedra del sepulcro.
María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. (Jn 20,1.11-12)

La Magdalena es el primer testigo del primer hecho más impactante de la historia. Del único hecho necesario. Apretada en su dolor, con su corazón hinchado de nostalgia y de amor, con sus ojos que no tendrán ya más lágrimas, todavía encerrada en la oscuridad del luto, ve una piedra que no está donde debe.

Así, con una piedra fuera de lugar, comienza la cadena de eventos convulsivos que desde este momento marcan el amanecer que ha cambiado la historia y que, aún, cambia cada hombre y cada mujer que acoge el anuncio: ¡está vivo!

Aquél que fue crucificado por nuestros pecados está vivo, ha vencido la muerte. El camino está ahora abierto, desde ahora en adelante ¡todo es posible!

¡Ha resucitado!
¡Jesús, tú eres el Señor!
¡Jesús, tú eres el vencedor!
¡Jesús, tú eres el viviente!
Regresado vivo de entre los muertos,
a ti toda la gloria
y bendición,
de cada hombre,
de cada mujer,
por siempre.
Amén.

Tomado del libro Il Vangelo si fa strada de Roberta Vinerba, Paoline 2019


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