En la 56a Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia celebra el 1 de enero, se reflexiona sobre el reinicio tras el Covid a la luz de las consecuencias globales del conflicto en Ucrania: «El virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo humano, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado». Lo escribe el Papa Francisco en el mensaje sobre el tema: «Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el Covid-19 para trazar juntos caminos de paz».
En el texto – que se inspira en el pasaje de la primera carta a los Tesalonicenses en que San Pablo escribe que «el día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche» (1Ts 5,1-2) – Francisco hace un balance de la herencia dejada por la pandemia, invitando a releerla en relación a la experiencia de la guerra en Ucrania y a todos los conflictos en el mundo, «una derrota para toda la humanidad y no solo para las partes involucradas».
Por eso – continua el Papa – «después de tres años, es hora de tomar un tiempo para interrogarnos, aprender, crecer y dejarse transformar, como personas y como comunidad; un tiempo privilegiado para preparar el ‘día del Señor’».