Epifanía del Señor 2019

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SIGUE LA ESTRELLA

La estrella, que habían visto despuntar, los precedía. (Mt 2,9)

Deseo compartir contigo un recuerdo que guardo particularmente en mi corazón…

Algunos años atrás, en una entrevista televisiva, le preguntaron a un niño: « ¿Qué te gusta más, el día o la noche?». Para sorpresa, su respuesta fue: ¡la noche! Después de un momento de estupor, el periodista continuó: « ¿Cómo es posible, que te guste más la noche? De día puedes jugar, correr, reír y hacer tantas otras cosas». Pero, con una linda sonrisa el niño respondió: « ¡De noche están las estrellas!». La belleza de las estrellas es visible sólo en la oscuridad de la noche, justo como sucede en la vida. La realidad, por muy cruda que pueda sea, regala siempre sus estrellas.

El Evangelio de Epifanía (del verbo griego epiphaino; epi su, hacia, lo alto y phaino aparecer, iluminar, resplandecer) desea regalarte una estrella especial, aquella que guió a los Magos hasta Belén y que te guiará hacia tu futuro. Se trata de una estrella con cuatro rayos luminosos que descubrirás entre las líneas o mejor, entre las palabras que ahora leerás…

DESEO, es una de las palabras más bellas y fascinantes que se pueda encontrar: deriva del latín de (acepción negativa) y del término sidus (estrella), por lo cual, desear significa advertir «la falta de las estrellas». Este es el momento en que el deseo se torna apasionada BÚSQUEDA, camino, viaje. Los Magos se pusieron en camino de noche, buscando un misterioso rey: un viaje hecho de imprevistos y de aventuras, de paradas y de reinicios, de conquistas y de pérdidas. Por error o por fortuna, los astrólogos orientales erraron de rey y de ciudad; en efecto, terminaron en Jerusalén, arriesgando de ser muertos por el rey Herodes. Pero la estrella no los abandona, porque esta vez surge de las SAGRADAS ESCRITURAS; el profeta Miqueas revela a los Magos aquello que buscan: Belén. Al ver de nuevo la luz del camino, sintieron una alegría inmensa, continuando el viaje más allá de cualquier dificultad: ¡impulsados por un fuerte deseo, por una profunda búsqueda y por anuncio de las Escrituras! Entraron en la casa, vieron la verdadera estrella: JESÚS. Se postraron y en silencio lo adoraron.

¡Ven también tú, acércate!

Ecos salmicos:

Lámpara para mis pasos
es tu palabra,
luz en mi camino.
(Sal 119,105)

Francesca Pratillo, fsp

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