La profecía es el horizonte siempre nuevo
de la vida cristiana
Mt 3,1-12
¡Conviértanse, porque está llegando el Reino de los cielos!
¡Cuántos gritos escuchamos cotidianamente!
Estamos rodeados de gritos
que no responden a nuestras preguntas profundas.
Cada tiempo de espera
necesita a alguien que oriente
la posibilidad de la novedad que llega;
cada tiempo de espera;
se necesitan hombres y mujeres
que sepan leer los pasos que hay que dar hoy;
cada tiempo de espera
necesita una voz profética,
que devuelva la esperanza.
Una nueva oportunidad en una dirección,
una señal en el camino de cada uno.
La profecía del Bautista
tiene el sabor de la sobriedad,
la fuerza disruptiva de la novedad,
la esencialidad del agua que bautiza,
que devuelve a la vida desde la muerte,
la esperanza de un Reino cercano,
próximo, junto a ti.
© Monache benedettine del monastero di Sant’Anna a Bastia Umbra,
Schizzi di Vangelo, Paoline 2025

