Navidad 2017

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

La Navidad ha llegado, Dios se encarna y manifiesta su Gloria, así lo que siempre ha sido inaccesible finalmente se da a conocer. Sólo cuando esta Gloria es proclamada en lo alto del cielo puede haber paz en la tierra, co- mo cantan los ángeles en la gruta de Belén. Este último paso de nuestro viaje nos habla precisamente de la paz, un fruto del Espíritu que madura con dificultad, pero que marca la diferencia entre una vida feliz y una vida inquieta.

En tiempos en los cuales la agitación, la rapidez y el consumo de cada cosa son el modo en que nos hemos habituado a vivir. La paz es el don precioso capaz de salvar una familia en crisis, una co- munidad religiosa, una ciudad, una nación y el mundo entero. La paz es el antídoto contra muchas en- enfermedades espirituales y nos pide de cambiar nuestra atención desde nosotros mismos hacia los de- demás. Por esto la Navidad y la paz tiene un vínculo inescindible: Dios elige tomar el rol del hombre, de esta manera incluso el más «lejano», percibe en esto la revelación de su infinita bondad y misericordia hacia nosotros.

Si tratamos de volver al camino de este Dios oculto que elige manifestarse: pasamos del deseo de aparecer y recibir reconocimientos a este llamado al escondimiento, a la elección de renunciar a hacer valer nuestra propia razón y de no reaccionar ante los ataques y ofensas.

En el escondimiento es donde emerge la verdad de nosotros mismos. En el pesebre se revela la verdad de Dios, el salvador del mundo y dador de paz.

Oración

Señor, que naces en medio de las batallas
de quien quiere conquistar lugares y pensamientos.
Tú, que te dejas descubrir en cada persona viva,
dónanos el coraje
de tomar el papel de nuestro prójimo.
Dónanos un corazón sencillo
que esconde el propio orgullo
para mostrar tu Gloria y recibir la paz.

Tender al escondimiento para que se manifieste la Gloria de Dios
P. Renato Tarantelli Baccari diácono transitorio de la Diócesis de Roma

Allegati