ITALIA
Nacidas de la Eucaristía, vivimos de Eucaristía

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

A pesar de ser las “últimas nacidas”, las juniores de las Hijas de San Pablo europeas han abordado este tema en su encuentro anual en Casa generalicia, Roma, para descubrir siempre de nuevo las raíces  de la vocación  y del carisma Paulino.

Desde el 24 de agosto al 2 de septiembre, 9 juniores (7 europeas y 2 coreanas), bajo la dirección de sor Germana Santos, han compartido momentos de formación, de reflexión y de alegría. Después del encuentro informal y agradable de intercambio con la superiora general, sor Anna Maria Parenzan, y después con las consejeras de la formación sor Clarice Wisniewski y sor Karen Anderson, profundas e importantes fueron las relaciones sobre la Visita Eucarística paulina, dada por sor Germana; sobre el espíritu eucarístico de Maestra Tecla de sor Maria Grazia Gabelli; sobre la Eucaristía celebrada de sor Ana Maria Mazzurana (pddm) y sobre la dimensión carismática de la Eucaristía del P. Emilio Ciccioni (ssp).

Para celebrar el Centenario, las jóvenes quedaron muy contentas de escuchar algunos testimonios de vida apostólica de parte de quien, desde hace varios años y en varios campos, vive felizmente la vida de Hija de San Pablo. Se han alternado sor Rosaria Aimo, misionera desde los primeros tiempos, de grande fervor y fe, en América Latina; sor Adeodata Dehò, que desde años sigue con dedición la redacción de la Opera Omnia de Alberione; sor Carla Dugo, misionera en Congo entre grandes dificultades y tanta fuerza de ánimo; sor Letizia Panzetti, por años dedicada en los sectores centrales del apostolado, junto a sor Assunta Bassi durante los años ’50 y ’60; años de mucho crecimiento y entusiasmo.

No ha faltado la oración y una jornada de retiro con don Guido Gandolfo, un viaje a las abadías de Fossanova y Casamari y muchas oportunidades de diálogo, intercambio de ideas y reflexiones, pero también de juegos, chistes y alegría. Porque hemos nacido de la Eucaristía, pero estamos llamadas a transformar toda la vida con la alegría del encuentro con Cristo y los hermanos.