María madre de Dios 2021

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Espacio vacío para el acontecimiento de DIOS

Lc 2,16-21

 

María es celebrada hoy como Madre de Dios.

Pero no es el hecho de convertirse en Madre de Dios lo que la hace grande sino su sí, su disponibilidad a la acción de Otro en ella. Lo que hace grande a la criatura es reconocerse como tal, “obra de otro”. María, la “bendita entre todas las mujeres”, desconocida incluso para ella misma, hace ahora de su vida un olvido de sí, espacio vacío para el acontecer de Dios. Allí donde ya no existe más el yo, está Dios.

María, Madre de Dios, es solo tierra fértil. Simple campo arado, para que la semilla pueda caer y florecer. Luego la semilla seguirá su curso: «duerma o vigile, de noche o de día, la semilla germina y crece. Sin que él [el campesino] sepa cómo» (Mc 4, 27); la energía, el potencial está contenido en la semilla, pide solo un terreno en el que pueda dar fruto.

María es madre paciente. Ha esperado nueve meses como todas las madres, luego toma en sus brazos la carne de su carne, porque Dios no pasa nunca por alto lo humano, no tiene caminos preferenciales. Con Jesús aprendemos que los tiempos de Dios son los del hombre, de la naturaleza, de la maduración, de la espera. El amor sabe esperar.

Tomado de las homilías de padre Paolo Scquizzato


Que Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga,
Que haga resplandecer su rostro sobre nosotros.
Sal 66,2

 


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