«¡Ay si el diablo me roba un animal!», una expresión que a menudo salía de los labios de José Gabriel Brochero, párroco argentino conocido por todos como el Cura Brochero, el sacerdote gaucho, que el 16 de octubre subió a los honores de los altares canonizado junto a otros beatos.
Guando sor Francesca Pratillo, en nombre de las paulinas presentó al Papa Francisco el libro apenas editado – San Brochero el prete «gaucho», de Lilí Rena, se sintió vivamente contento. El Cura Brochero, de hecho, es un ejemplo actual y estimado a su corazón porque, como buen pastor con “el olor de las ovejas”, conocía los rincones de su parroquia y fue una visita de Jesús a cada familia y persona, también lejos de la Iglesia que incansablemente iba a buscar y encontrar.

