Sínodo: trabajos en curso

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Maria Antonia Chinello, fma

El Sínodo ha llegado a la cima del trabajo entre las plenarias y círculos menores, padres sinodales, jóvenes y los y las oyentes. Muchas son las fuentes de información a las que podemos acceder. Entre otras cosas, me parece interesante la toma de posición de un padre sinodal durante el briefing diario en la Oficina de Prensa de la Santa Sede: adultos que expresan la voluntad «de hablar el lenguaje del tiempo presente, incluido el digital». Precisamente por esto, se están estudiando formas de comunicación diversas, utilizables por las nuevas generaciones y el mismo mensaje conclusivo del Sínodo también será escrito en un lenguaje en línea con el que usan los jóvenes, que comprende contenidos multimediales.

Una bella noticia. Sí, porque como lo ha comentado Mons. Michele Falabretti, Director del Servicio de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Italiana, el Sínodo de hoy «no se trata tanto sobre los jóvenes cuánto un Sínodo sobre los adultos y la Iglesia, sobre ser generativa en la fe y en la escucha de la realidad».

Del 23 al 28 de septiembre de 2018, en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, se realizó un Congreso internacional, con el título “Jóvenes y opciones de vida. Perspectivas educativas”. El evento, organizado por la misma Universidad salesiana y por la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium”, la convicción que nos resulta es, que mientras se habla de jóvenes, nosotros como adultos, estamos inevitablemente, llamados a cambiar nuestra mirada sobre ellos, a descentrarnos, destabilizarnos y recolocarnos, no tanto adelante, sino poniéndonos “al paso”, corriendo con ellos y al lado de ellos.1

Hna. Alessandra Smerilli, fma, oyente en el Sínodo, cuenta la emoción, en una aula sinodal sentada “frente” a los jóvenes para escucharles: «Me sentía pequeña, pequeña frente a ellos: tan jóvenes y así valientes frente a un mundo que parece dejarles poco espacio, que los aplasta y que a veces simplemente los ignora. Estos jóvenes me inspiran confianza: saben soñar y tienen coraje por opciones arduas, como las de ir a compartir la vida con los refugiados. Estos jóvenes me hablan de Dios, de su amor, de su belleza y de su voluntariedad. Estos jóvenes son el rostro de Dios».

Por lo tanto, jóvenes “protagonistas, menos destinatarios, menos usuarios”, para escucharlos como Iglesia, no sólo para “darnos un masaje al corazón», afirma Franco Garelli, sociólogo de la Universidad de Turín, sino más bien para «demostrar el coraje e inteligencia de no tener una atención genérica, sino para abordar temas como la bioética y la sexualidad. Hoy el joven vive en su interior una serie de tensiones, entre fe y razón, entre religión y ciencia, entre bienestar personal y trascendencia. La de hoy es una generación que sale de contextos o que está demasiado protegida o demasiado uniformada, por lo que debemos ir al corazón de los problemas. De lo contrario, el Sínodo será una oportunidad perdida, si no nos empuja a estar presentes en la esfera pública, más imaginativos en las propuestas educativas y más proactivos en los temas decisivos de la existencia».

Deseo ahora ofrecerles algunas “metáforas” que como adultos, nos llaman en causa.

 

Adultos de calidad: hoy una mercadería rara

«Los jóvenes nos esperan y nos quieren más cercanos. La pastoral actual no es suficiente para hablar y atraer a los jóvenes».

El Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los obispos, es quien lo sostiene. La reflexión sinodal «ayuda a poner la cuestión de la opción personal y de los caminos educativos dentro del horizonte vocacional de la existencia humana como tal: no se puede pensar en las elecciones de vida, desde el punto de vista cristiano, sino al interno de esta visión vocacional amplia y extensa». El Cardenal propone dos perspectivas educativas: “acompañamiento” y “discernimiento”, aconsejando captar la relación intrínseca, ya que en cuanto «se acompaña a los jóvenes no para perder tiempo con ellos, sino para llevarlos a la madurez y para ayudarlos a convertirse en adultos. Tenemos una necesidad epocal de adultos de calidad que parece ser una mercadería rara en estos tiempos». En esta óptica es que «el acompañamiento asume naturalmente los rasgos del discernimiento vocacional».

Para el Cardinal, la escucha sinodal de los jóvenes «nos ha devuelto una Iglesia endeudada de oxígeno: en principio, no estamos bien equipados con adultos competentes y maduros en condiciones de acompañar a los jóvenes. Se trata de un hecho que nos debe poner en movimiento en crear las condiciones para una renovación eclesial».

 

El “complejo de Gulliver”

Mons Raúl Biord Castillo, Obispo de La Guaira (Venezuela), subraya la revolucionaria novedad que el Papa, de algún modo a puesto bajo los ojos de todos. Con este Sínodo, los jóvenes se han convertido en “auténtico sujeto eclesial”. Esto se traduce práctica y pastoralmente en la urgencia de «escuchar la voz de Dios en aquella de los jóvenes porque serán ellos a decir qué se espera de la Iglesia».

Para Mons. Biord Castillo, de hecho, es importante «no dejarnos tomar como adultos por el “complejo de Gulliver”, es decir, de hacer sentir a los jóvenes como “enanos” frente a las necesidades». Ellos en cambio son portadores de grandes posibilidades, no se han alejado de la Iglesia, sino que es la Iglesia que se ha alejado de ellos. Por esto, ahora es imprescindible «permacer en medio de ellos para construir puentes y superar la timidez educativa y apostólica, es decir, hacer de tal manera, que realmente los acompañemos en sus opciones vocacionales de vida».

Es urgente una “conversión pastoral”. El Papa Francisco invita a « ¡no perder el tren de los jóvenes, porque desgraciadamente ya hemos perdido el de sus progenitores!»

 

Jóvenes, manejar con cuidado: ¡contiene sueños!

Gennaro Cicchese de la Pontificia Universidad Lateranense, destaca cómo es urgente hoy volver a enseñar a caminar a los jóvenes: «Lo contrario de cuanto exactamente hace la sociedad contemporánea que los capacita para correr y correr, hasta tener prisa por quemar las etapas y consumir enseguida y todo. Caminar lentamente ayuda a pensar y a tomar libres decisiones. Por eso debemos recuperar nuestra dimensión itinerante de homo viator. Incluso, el joven hoy, debe reencontrar la conciencia, que el caminar no sólo le hace avanzar, sino que le permite conocer mejor su identidad y le abre a la conciencia que no está solo y que muchos otros están en camino como él y con él: de aquí el valor de la cercanía, del testimonio y de la alianza educativa». Además, los jóvenes están llamados a moverse entre un futuro que no existe y un presente que los absorbe demasiado en el presentísmo, hasta su esclavitud.

¡Sin embargo, son precisamente ellos el único presente que tenemos! Tal vez ellos mismos nos están mostrando que es posible un nuevo y mejor futuro, a través de una convivencia pacífica y cordial. Nosotros tenemos la tarea de recordarles: “Entren por la puerta estrecha, porque la puerta ancha y espaciosa es el camino que conduce a la perdición y son muchos aquellos que entran por ella”. Por lo tanto, no deben abatirse ante los obstáculos y las dificultades, sino que deben adquirir la consciencia que las cosas, deben costar para ser apreciadas».

Maria Antonia Chinello, fma


1 Las expresiones entre comillas fueron extraídas de las entrevistas realizadas a los relatores que han intervenido en el Congreso “Jóvenes y opciones de vida. Perspectivas educativas”. Para quien desea profundizar las temáticas, escuchar las intervenciones y las entrevistas, puede acceder a esta dirección: https://www.pfse-auxilium.org/it/notizie/25-09-2018/materiali-del-congresso-giovani-escelte-di-vita-prospettive-educative/roma.


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