«Ser un signo de esperanza en una ciudad muerta y sin futuro, quiere decir beber la esperanza en la fuente de vida y de esperanza, que es Jesucristo. Nuestros ojos han visto la cruda realidad […] en estos tiempos difíciles; solo en la esperanza en Dios hemos encontrado la fuerza para seguir adelante». Es cuanto ha subrayado el padre Ibrahim Alsabagh, franciscano de 44 años, párroco de la parroquia latina de Alepo, ganador de la edición 2017 del premio Jan Karski’s Eagle Award, dedicado a la memoria del célebre abogado y activista polaco, uno de los primeros en contar el drama de Polonia bajo el régimen nazi.
El premio, otorgado a personalidades que se destacan en el “servicio humanitario” hacia los otros, ha sido otorgado algunos días atrás en Cracovia, Polonia, con las siguientes motivaciones: Por haber «llevado la esperanza a un mundo sin esperanza y a las personas olvidadas». En el discurso de agradecimiento el padre Ibrahim ha subrayado que el premio es un estímulo en la batalla por mi pueblo, en mi misión de llevar a mi gente la ayuda, la consolación y la esperanza».
