4º domingo de Adviento 2018

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CORRE POR LAS CARRETERAS DEL MUNDO

María se alzó y se fue de prisa (Lc 1,39)

Quizás te ha sucedido también a ti de correr para recibir a una persona especial con tanta alegría sin pensar en los obstáculos del camino. El corazón no se detiene delante de los posibles cuellos de botella y a las empinadas subidas. Para encontrar al otro, el amor va siempre más allá, también cuando sangran los pies y suda la frente.

En este cuarto Domingo de Adviento, el evangelista Lucas nos presenta el fantástico encuentro entre dos mujeres que han vivido en su propia piel la experiencia profunda de rencontrarse y de reconocerse.

María de Nazaret, joven hebrea, de un pueblo desconocido, dedicada totalmente a la Palabra (cf. Lc 1,38) se pone en viaje -camino hacia Ain Karem en busca de Isabel, su pariente, mujer de un sacerdote de la clase de Abías, dedicada completamente a escrutar los signos de los tiempos (cf. Lc 1,43): dos mundos diversos, dos personas geográficamente lejanas, pero unidas en la búsqueda apasionada del Dios de la promesa y de la historia. Entre ellas, la voz del Espíritu, que lo envuelve todo, se hace sentir en un intenso shalom (saludo de paz) en un cálido abrazo, en una mirada profunda y en una recíproca donación.

De aquel encuentro cada una recibe un pedacito de cielo, un fragmento luminoso de la propia identidad, una bendición, un magnificat. He aquí dos mujeres destinadas al futuro, mujeres que saben generar vida, mujeres exododales, capaces de salir de sus propias seguridades, para acoger en las vivencias de los otros el sentido salvífico de los eventos.

Es realmente cierto, que para ver el mundo de manera objetiva, tenemos necesidad del punto de vista de quien camina a nuestro lado. Entonces, ¿Qué cosa esperas? Corre por las carreteras del mundo como testimonio del Amor, corre y nunca te detengas, ¡no mires hacia atrás! Corre y no olvides de acoger el don que las personas han preparado para ti… ¡El rostro del otro te revela lo que de ti todavía no conoces y que presiona para salir a la luz!

Ecos de los salmos

Corro tras tus mandatos,
pues me colmas de alegría.
Guíame por el sendero de tu Palabra,
porque en tu Palabra está mi felicidad.
(cf. Sal 119,32-35)

Francesca Pratillo, fsp

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