3º domingo de Adviento 2017

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Dejar trasparentar su misterio

Hemos llegado a la mitad de nuestro camino hacia Navidad y entramos en el día en que la alegría, es la perspectiva desde la cual observar todo acontecimiento. Pero, si la esperanza no brilla a través de la alegría, se convierte en una locura estéril. «¡Alégrense!»: Esta exhortación es una parte importante del «contenido” de la buena noticia de hoy, porque no se puede manifestar la verdadera alegría sin dejar de transparentar la belleza de Dios. El movimiento divino tiene la característica de partir de una relación interna con la Trinidad para luego abrirse al encuentro con el hombre, de modo que se puede conocer al menos en una parte lo que sería incomprensible humanamente.

En este movimiento que va hacia la transparencia encontramos el remedio a tres actitudes de las cuales debemos liberarnos: opacidad, reflejo y tristeza.

La opacidad no deja filtrar la luz a través de palabras y miradas, transmitiendo tristeza y desconfianza en vez de alegría y coraje. La opacidad se opone a la luz, es como una vitrina sucia que no permite ver ni el interior ni el exterior. La opacidad neutraliza la luz y la esperanza; en cambio la transparencia, no la detiene, sino que la reenvía al Señor.

El reflejo se activa cuando nos engañamos a nosotros mismos de ser los únicos que poseen la verdad y nos hacemos “espejo” para cualquiera que se ponga en nuestro camino, como si fuésemos nosotros – y no Dios – quien revela el hombre al hombre. El reflejo confirma la falsa imagen que el otro tiene de sí, víctima de una mirada sin misericordia. La transparencia, en cambio, proyecta a Dios, a la eternidad.

La tristeza, por último, es una verdadera enfermedad del Espíritu, porque tiene su raíz en la desesperación, es una falta de esperanza. El cristiano, sabe también que en las pruebas más difíciles de la vida la esperanza es aquella virtud en grado de transformar cada dolor en alegría, porque permite entrever el sentido de cada cosa, dejando transparentar el misterio de Dios y de su providencia.

Oración

Señor, que te dejas encontrar por quien te busca
y te dejas conocer por cada ser humano,
que remueves cada obstáculo para hacerte encontrar,
dónanos la humildad de dejar transparentar tu Amor.

P. Renato Tarantelli Baccari diácono transitorio de la Diócesis de Roma

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